El equipo científico, liderado por la investigadora Ikerbasque Edurne Rujas y Pablo Carravilla, también investigador Ikerbasque, trabaja en el diseño de anticuerpos optimizados mediante ingeniería molecular, una estrategia que busca superar uno de los mayores retos en la lucha contra el virus: su alta variabilidad.
El proyecto se centra en estudiar cómo interactúan los anticuerpos con una región conservada del VIH, identificando las partes clave que determinan su capacidad de neutralización para diseñar anticuerpos mejorados y utilizar esa información para el desarrollo de vacunas más efectivas. “Nuestro objetivo es reforzar la respuesta inmunitaria frente a zonas del virus que apenas cambian, lo que abre la puerta a terapias más duraderas y a nuevas estrategias de vacunación”, explica Edurne Rujas.
Para lograrlo, el equipo también desarrolla aplicaciones avanzadas de microscopía de super-resolución, capaces de visualizar partículas tan pequeñas como virus y anticuerpos. Estas herramientas permiten medir cómo se unen los anticuerpos al virus y comprender cómo sus propiedades biofísicas influyen en este proceso.
Este enfoque no solo aporta conocimiento fundamental sobre la interacción virus-anticuerpo, sino que sienta las bases para diseñar tratamientos más eficaces y vacunas innovadoras. “Estas nuevas tecnologías nos ayudan a visualizar lo que hasta hace poco era invisible”, subraya Pablo Carravilla.
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