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El corazón y el cerebro no se ponen de acuerdo en el Parkinson

La enfermedad de Parkinson es una enfermedad progresiva del sistema nervioso que afecta el movimiento. A pesar de todos los avances de la neurología, hoy en día se desconoce la causa de la enfermedad de Parkinson, por lo que también se desconoce cómo prevenirla.

Los investigadores Ikerbasque del IIS Biocruces Bizkaia Iñigo Gabilondo y Jesús Cortés han liderado un estudio en el que demuestran la existencia de alteraciones en la sincronización entre el corazón y el cerebro en la enfermedad de Parkinson (EP) y proponen un nuevo biomarcador de neuroimagen que permite cuantificar este fenómeno e identificar a pacientes con trastornos autonómicos severos.

Se trata de un trabajo colaborativo multidisciplinar entre los Grupos de Enfermedades Neurodegenerativas y de Neuroimagen Computacional del IIS Biocruces Bizkaia que se ha publicado en la prestigiosa revista del grupo Nature NPJ Parkinson's Disease bajo el título "Heart-brain synchronization breakdown in Parkinson’s disease". En el artículo estudia una cohorte de pacientes con Parkinson seguida desde hace más de una década por el Grupo de Enfermedades Neurodegenerativas liderado por el Dr. Juan Carlos Gomez-Esteban, reconocido internacionalmente en el ámbito de la disautonomía. El seguimiento de esta cohorte de pacientes ha sido financiado por múltiples proyectos, destacando la financiación internacional de la Fundación Michael J. Fox.

Para llevar a cabo el estudio, los investigadores estudiaron 31 pacientes con enfermedad de Parkinson (EP) y 21 controles pareados por edad midiendo simultáneamente la actividad cerebral mediante resonancia magnética funcional de reposo y la variabilidad de la frecuencia cardiaca en el dedo índice mediante pulsioximetría, y observaron que en comparación con los controles, los pacientes con EP tienen menos sincronicidad corazón-cerebro, y esto ocurre principalmente en regiones cerebrales implicadas en el control de funciones autonómicas. Como consecuencia de este descubrimiento, los investigadores han creado un nuevo índice para medir el nivel de sincronización corazón-cerebro, denominado "Heart-Brain Syncronization Index", lo que permite diferenciar pacientes con manifestaciones disautonómicas severas de los que no las tienen.

La variabilidad de la frecuencia cardíaca es un marcador de la actividad autonómica o del sistema nervioso autónomo en el cuerpo humano, siendo un indicador del control del corazón por parte del cerebro cuya alteración se ha asociado a un peor pronóstico en diferentes enfermedades. Las manifestaciones autonómicas en Parkinson, entre las que se encuentran las alteraciones del control de la frecuencia cardiaca, se han relacionado con la progresión de la enfermedad y con una supervivencia más corta, se consideran marcadores pronósticos y están presentes en las fases más precoces de la EP. A pesar de considerarse potenciales biomarcadores en EP, los mecanismos que producen estas alteraciones del control de la función cardiaca en EP no se conocen bien. La identificación de un biomarcador de imagen cerebral asociado a las alteraciones de la variabilidad cardiaca en Parkinson tiene una importancia determinante, no sólo porque puede ayudar a esclarecer los mecanismos implicados en la enfermedad sino, principalmente, porque que constituye una potencial herramienta para el diagnóstico y clasificación precoz en la enfermedad de Parkinson y en otras enfermedades neurodegenerativas relacionadas.

Para más información: https://www.nature.com/articles/s41531-022-00323-w