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Las posibilidades de la música como terapia en trastornos lingüísticos

Tener una pequeña charla con alguien es algo tan natural que se nos olvida que detrás de esa actividad cotidiana hay un proceso cerebral de gran complejidad. Cada vez que conversamos con alguien, las regiones cerebrales implicadas en el habla se sincronizan con las ondas de las señales acústicas que emiten las palabras. Esa sincronización entre cerebro y onda sonora es la que facilita la correcta decodificación de los mensajes y, cuando esta se interrumpe, se produce una desconexión que puede provocar desatenciones, pero también, en algunos casos, derivar en trastornos lingüísticos.

Dentro de este ámbito de investigación científica, diferentes estudios han reflejado que la formación musical tiene un impacto positivo en la capacidad del cerebro para sincronizarse con los sonidos que percibe en su entorno. Esa mayor capacidad de sincronización rítmica y acústica puede facilitar las habilidades lingüísticas.

En este contexto, el Basque Center on Cognition, Brain and Language (BCBL) ha puesto en marcha el proyecto «Los beneficios de la música en los ritmos cerebrales», una iniciativa que tiene la misión de descubrir si la actividad neuronal de las personas con formación musical presenta diferencias significativas cuando escuchan sonidos o palabras respecto a aquellas que no han tenido esa trayectoria.

Esta investigación se enmarca en un convenio de colaboración firmado en noviembre de 2021 con el Centro Superior de Música del País Vasco Musikene y se centrará en estudiar la capacidad cognitiva de personas expertas en música que forman parte del profesorado de la entidad musical a través del análisis de su respuesta a diferentes estímulos sonoros. La información recabada se comparará con la obtenida por parte de un grupo de control formado por personas que carezcan de experiencia musical.

«Con Musikene buscamos explorar la conexión entre música y habla para poder valorar los beneficios de aplicar experiencias musicales en los procesos de aprendizaje de los más pequeños o en terapias para trastornos evolutivos del lenguaje, como la dislexia», explica Nicola Molinaro, investigador ikerbasque del BCBL al frente del proyecto.

Los resultados de esta investigación podrían abrir vías para el uso de la música como herramienta habilitadora en la aplicación de nuevas estrategias de intervención en personas con trastornos lingüísticos.

En concreto, los profesores y profesoras de Musikene participantes en la investigación completarán dos sesiones de magnetoencefalografía, pruebas conductuales y resonancia magnética en los laboratorios del centro de investigación donostiarra además de un cuestionario online con el que el BCBL podrá conocer las características de cada persona.

«Mediremos en las pruebas cómo perciben las personas expertas en música ritmos o estímulos sonoros muy comunes y naturales, que se producen en nuestro día a día, para así comprobar la forma en la que su cerebro decodifica cada estímulo. También estudiaremos la habilidad de estas personas para predecir los estímulos que va a recibir, su capacidad para segregar el estímulo de un ruido de fondo o su habilidad para sincronizar el habla con el sonido que escuchan», añade Molinaro.

Esta estrategia experimental novedosa para evaluar si existe una relación entre el aprendizaje musical y las regiones cerebrales dedicadas a las habilidades lingüísticas se apoyará además en el uso de modelos computacionales.

«Este proyecto, pionero por su completo análisis, puede tener un gran impacto en la comunidad científica y en la musical, contribuyendo a poner en valor los beneficios de estudiar un instrumento. La música puede ser la llave para abrir la mente de poblaciones vulnerables con dificultades lingüísticas, ya sea por trastornos evolutivos del lenguaje (como la dislexia o la tartamudez) o en casos de neurodegeneración de estas habilidades», concluye el investigador ikerbasque del BCBL.