Noticias

Sostenibilidad Guaca-mole

Palm Oil plantation in Indonesia

Investigadores del Basque Center on Climate Change (BC3), junto con investigadores de Alemania, Holanda, Suecia, Reino Unido, España y Canadá, acaban de publicar un estudio en el que analizan cómo las políticas de conservación de la naturaleza y la evaluación de ecosistemas a menudo ignoran las fugas ambientales. Hay un juego de mesa infantil que se conoce con el nombre de Guaca-mole (whack-a-mole en su versión original en inglés) que consiste en que los jugadores usan un mazo para golpear unos topos que aparecen de forma aleatoria, con cada golpe los topos vuelven a aparecer en otros agujeros. La imagen que nos evoca este juego explica muy bien cómo la solución de un problema en un lugar concreto puede causar la aparición de otros problemas en otros lugares. En el terreno de la sostenibilidad global, sugiere que cuando tratamos de solucionar un problema ambiental o social en un lugar, este problema puede ser desplazado a otros lugares, tanto de forma voluntaria o involuntaria. El desplazamiento de los problemas a otros lugares tiene consecuencias sobre la búsqueda de soluciones globales a problemas ambientales globales, como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, deforestación, etc. 

Las "fugas medioambientales" hacen referencia a cómo las intervenciones dirigidas a reducir las presiones ambientales en un sitio pueden ser localmente exitosas, pero aumentar las presiones en otros lugares. Existen muchos ejemplos de fugas ambientales que se convierten en cargas sociales en otros lugares.  Por ejemplo la recuperación de las poblaciones de pesquerías en Europa, mediante políticas de restricciones y cuotas de pesca, conlleva un aumento de la presión sobre las pesquerías en las aguas de África Occidental y por tanto impactos sobre las comunidades de pescadores en África. De forma similar, la mejora de la reglamentación del uso y explotación de los bosques en China y Europa desplazando la deforestación a regiones tropicales en Asia, Sudamérica y África, las cuales exportan madera, mediante acuerdos de comercio internacional, para hacer frente a la demanda creciente de madera en China. Esto no sólo tiene consecuencias ambientales globales sino también sociales, ya que los medios de subsistencia de la gente en esos lugares a menudo se ven afectados negativamente debido a los procesos de deforestación (por ejemplo por medio de reducción en el acceso a productos de subsistencia, aumento de las inundaciones, erosión del suelo, pérdida de calidad de agua, etc).

Un enfoque de "lo que no se ve, no existe" mediante el desplazamiento de los problemas ambientales a otros lugares lejanos, puede conllevar graves consecuencias a la hora de tratar con desafíos socio-ecológicos complejos y puede poner en duda prácticas de sostenibilidad ambiental a nivel local.

Las fugas ambientales y sus cargas sociales 

En el estudio publicado en la revista Environmental Research Letters, los autores analizan cómo las políticas de conservación de la naturaleza y la evaluación de ecosistemas a menudo ignoran las fugas ambientales que estos autores denominan como “cargas distantes, difusas y retardadas". 

Según el investigador principal del estudio, el investigador Ikerbasque Unai Pascual, estas cargas son críticas para la sostenibilidad global y puntualiza que "hemos hecho grandes progresos en la comprensión de cómo el bienestar humano es afectado negativamente cuando la salud de los ecosistemas de los que directamente dependemos, empeoran; pero actualmente y, a pesar de que nuestro mundo está cada vez más estrechamente interconectado, no tenemos en cuenta suficientemente que no es posible lograr ninguna transición hacia una sostenibilidad global, a menos que tengamos en cuenta las fugas ambientales y las cargas sociales a otras partes del mundo de forma sistemática.”

Para tener prácticas medioambientales exitosas, las fugas ambientales y las cargas sociales que se generan en otros lugares deben ser reconocidas e incorporadas en las políticas ambientales y las evaluaciones de los ecosistemas como las que llevan a cabo el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) y la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios de los Ecosistemas (IPBES). Si bien algunas políticas climáticas empiezan a reconocer la posibilidad de crear fugas ambientales, por ejemplo debidas a la conservación de bosques con alta capacidad de captura de CO2, pero que desplazan la deforestación a otros ecosistemas tropicales,  estas fugas no se suelen contabilizar sistemáticamente y las cargas sociales asociadas raramente se llegan a identificar. 

Poniendo en peligro los objetivos de desarrollo sostenible

Unai Pascual sostiene que no tener en cuenta las cargas distantes, difusas y retardadas,  puede poner en peligro el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. En el estudio, se sugieren varias maneras para que tanto la ciencia como los tomadores de decisiones puedan identificar y cuantificar estas "cargas" de forma sistemática. En opinión de Unai Pascual “es necesario combinar análisis ecológicos sobre los impactos locales y distantes, y un análisis de riesgos ambientales y sociales a través del tiempo y el espacio. La ciencia tiene mucho que aportar para favorecer una acción política sostenible a nivel global, siguiendo la idea de “pensar globalmente y actuar localmente”. Además, podemos ya medir y visualizar las cargas utilizando conceptos existentes como "agua virtual" que recoge cómo el consumo de bienes importados en un lugar afecta el suministro de agua en las regiones donde se producen estos bienes”.

 

Pascual, U., Palomo, I., Adams, W., Chan, K., Daw, T., Garmendia, E., Gómez-Baggethun, E., de Groot, R., Mace, G., Martín-López, B., Phelps, J. (2017). Off-stage ecosystem service burdens: A blind spot for global sustainability. Environmental Research Letters. (DOI: 10.1088/1748-9326/aa7392)